ARGENTINA: LA ECONOMÍA MALDITA – UNA HISTORIA DE HORROR (1983-2024)
Editorial

ARGENTINA: LA ECONOMÍA MALDITA – UNA HISTORIA DE HORROR (1983-2024)

NdE
Feb 13, 2025

Argentina no es solo un país. Es un experimento económico fallido, una ruleta rusa de ilusiones y catástrofes, un lugar donde la riqueza natural convive con la miseria más profunda. Desde 1983, una sucesión de ministros de Economía intentó domar a la bestia, pero la bestia siempre ganó.

A veces, la economía pareció estar a punto de domarse. Hubo momentos de calma, crecimiento, ilusiones. Pero tarde o temprano, todo se desmoronó. Porque en Argentina, la estabilidad es un espejismo y la inflación, una maldición.

Esta es la historia de cómo Argentina fue condenada a repetir su propio desastre.

1983-1989: ALFONSÍN Y LA HIPERINFLACIÓN – EL INFIERNO DE LOS PRECIOS QUE NO PARAN DE SUBIR

La democracia volvió en 1983, pero lo hizo sobre un suelo en llamas. La dictadura había dejado una deuda externa monstruosa y una economía sin rumbo. Raúl Alfonsín asumió con promesas de progreso, pero la realidad le tenía preparada otra cosa: el caos.

Bernardo Grinspun (1983-1985) intentó aumentar salarios y promover el crecimiento. Fue un fracaso absoluto. La inflación devoraba los ingresos, el FMI no quería negociar y el país se desangraba económicamente.

Llegó entonces Juan Vital Sourrouille (1985-1989) con un plan desesperado: el Plan Austral. Se eliminaron ceros, se creó una nueva moneda y se congelaron precios. Funcionó por un tiempo… hasta que la inflación volvió con más furia que nunca. En 1989, el país colapsó. La inflación anual alcanzó el 5000%. Las góndolas de los supermercados cambiaban los precios cada hora. No había crédito, no había dólares, no había confianza. Había saqueos y un presidente que tuvo que irse antes de terminar su mandato.

El país estaba fuera de control. Había nacido el monstruo de la inflación y ya nadie podría detenerlo.

1989-1999: MENEM Y LA CONVERTIBILIDAD – EL PACTO CON EL DIABLO

Carlos Menem tenía que tomar una decisión. O hacía magia o se convertía en otro presidente devorado por la hiperinflación. Fue entonces cuando apareció Domingo Cavallo (1991-1996) con una idea: la Convertibilidad.

El peso sería igual al dólar. Fin de la inflación. Fin de la locura.

El plan funcionó. La inflación se desplomó. La gente volvía a confiar. Las privatizaciones trajeron dólares. El país parecía estar en el Primer Mundo. Pero había un problema: la Convertibilidad era una trampa. Argentina ya no tenía control sobre su moneda. La economía se basaba en un dólar que no era suyo. Y cuando el crédito internacional se cortó en los 90, la bomba quedó activada.

Había estabilidad… pero el país se estaba endeudando sin control. Y nadie pensó en un plan B.

1999-2001: DE LA RÚA Y EL CORRALITO – LA ECONOMÍA COLAPSA, EL PAÍS ESTALLA

Fernando de la Rúa heredó un sistema en crisis. El dólar ya no entraba, el desempleo subía y la Convertibilidad no tenía salida. La economía estaba en caída libre y los bancos temblaban.

La solución fue la peor posible: Domingo Cavallo volvió en 2001 y creó el corralito. De la noche a la mañana, los argentinos no podían sacar sus propios ahorros de los bancos. El pánico explotó. Las calles se llenaron de cacerolas, de represión, de sangre. 38 muertos. 5 presidentes en una semana.

Argentina había vuelto a tocar fondo.

2002-2005: LAVAGNA Y EL RESCATE – LA ECONOMÍA RENACE DE LAS CENIZAS

Después del colapso, Argentina era un país arruinado. El dólar pasó de 1 a 4 pesos. La pobreza superó el 50%. La gente comía de la basura.

Pero entonces llegó Roberto Lavagna (2002-2005) y logró lo imposible:
Argentina salió de la Convertibilidad sin otro estallido.
Se renegoció la deuda con una quita histórica del 75%.
La economía volvió a crecer al 8% anual.

Por primera vez en décadas, Argentina parecía tener un futuro.

2013-2019: KIRCHNERISMO Y MACRISMO – EL DÓLAR, LA INFLACIÓN Y LA ETERNA MALDICIÓN

Pero Argentina nunca aprende. Con el tiempo, el gasto público creció sin freno. Volvió el cepo cambiario con Axel Kicillof (2013-2015). Volvió la deuda externa con Nicolás Dujovne (2017-2019). Volvió la inflación descontrolada.

Para 2019, el país estaba nuevamente en crisis. Otra vez sin dólares. Otra vez con deudas impagables. Otra vez en caída libre.

Argentina había vuelto a condenarse.

2019-2022: GUZMÁN, LA PANDEMIA Y EL DESASTRE QUE NO SE PODÍA FRENAR

Cuando Alberto Fernández asumió en 2019, ya todo estaba mal. Y con la pandemia, todo se volvió peor. Martín Guzmán (2019-2022) intentó evitar otro colapso, pero:
No frenó la inflación.
No tenía un plan.
No estabilizó el dólar.

Cuando renunció, el país ya estaba al borde del abismo otra vez.

2022-2024: MASSA Y MILEI – DEL BOMBERO SIN AGUA AL AJUSTE RADICAL

Sergio Massa intentó contener el caos con más deuda y más emisión. La inflación llegó al 211% en 2023. No quedaban reservas. Argentina no podía pagar ni las importaciones.

Y entonces apareció Javier Milei. Con su promesa de ajuste total y «dólarización», llegó al poder en diciembre de 2023 y puso a Luis Caputo al frente de la economía.

Caputo tomó una decisión brutal:
Déficit fiscal cero de inmediato.
Corte total de la emisión.
Eliminación de subsidios.

Por primera vez en décadas, Argentina hacía un ajuste de shock real. Pero el costo fue devastador.

Los precios se duplicaron en solo dos meses.
El consumo se desplomó.
La pobreza aumentó de golpe.

¿El ajuste salvará a Argentina? ¿O será otro capítulo de su eterna maldición económica?

LO QUE DICE MILEI Y LO QUE PASARÁ

Javier Milei repite que Argentina debe elegir: o hacemos el ajuste o nos vamos a la hiperinflación.

«El gasto público es el problema. Hay que destruirlo.»
«La casta nos llevó a este desastre.»
«El ajuste lo pagan los políticos, no la gente.»

Pero los datos dicen otra cosa. El ajuste está golpeando a la clase media y los trabajadores.
Los salarios caen más rápido que la inflación.
El consumo se derrumba.
El dólar sigue siendo un problema.

Argentina está otra vez en un punto de quiebre.
¿Sobrevivirá al ajuste? ¿O volverá a caer en su maldición eterna?

Fin del capítulo. Pero en Argentina, la historia nunca termina.

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